jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. CAPÍTULO 6.

Condena y liberación de Ajior

61Cuando se calmó el alboroto de los que rodeaban el consejo, Holofernes, generalísimo del ejército asirio, dijo a Ajior, en presencia de toda la tropa extranjera y todos los moabitas:
2-Y ¿quién eres tú, Ajior, y los mercenarios de Efraín para ponerte a profetizar así, diciendo que no luchemos contra los israelitas porque su Dios los protegerá? ¿Qué dios hay fuera de Nabucodonosor? El va a enviar su poder y los exterminará de la faz de la tierra, sin que su Dios pueda librarlos. 3Nosotros, sus siervos, los aplastaremos como a un solo hombre. No podrán resistir el empuje de nuestra caballería. Los barreremos. 4Sus montes se emborracharán con su sangre, sus llanuras rebosarán de cadáveres. No podrán aguantar a pie firme ante nosotros, sino que perecerán totalmente, dice el rey Nabucodonosor, dueño de toda la tierra. Porque ha hablado, y no pronuncia palabras vacías. 5Y en cuanto a ti, Ajior, mercenario amonita, que has dicho esas frases en un momento de sinrazón, no volverás a verme hasta que castigue a esa gente escapada de Egipto. 6Entonces, cuando yo vuelva, la espada de mis soldados y la lanza de mis oficiales te traspasarán el costado, y caerás entre sus heridos. 7Mis esclavos te van a llevar a la montaña y te dejarán en alguna ciudad de los desfiladeros; 8no perecerás hasta que seas exterminado con ellos. 9Y si por dentro convías en que no nos apoderaremos de ellos, no estés cabizbajo. Lo he dicho: no quedará una palabra sin cumplirse.
10Después ordenó a los esclavos que estaban en la tienda que echasen mano a Ajior y lo llevasen a Betulia para entregarlo a los israelitas. 11Los esclavos lo prendieron y lo sacaron a la llanura, fuera del campamento. Luego, alejándose hacia la sierra, llegaron a las fuentes que hay bajo Betulia. 12Al verlos, los de la ciudad empuñaron las armas y salieron de Betulia, que está en la cumbre del monte. 13Los de Holofernes, como los honderos les impedían la subida disparándoles piedras, se deslizaron por la falda del monte, ataron a Ajior y lo dejaron tendido al pie del monte. Luego volvieron a presentarse a su jefe.
14Los israelitas bajaron de la ciudad, se acercaron a Ajior, lo desataron, lo llevaron a Betulia y se lo presentaron a los jefes de la ciudad, 15que eran, en aquel entonces, Ozías, de Miqueas, de la tribu de Simeón; Cabris, de Gotoniel, y Carmis, hijo de Melquiel. 16Convocaron a todos los ancianos de la ciudad, y también los jóvenes y las mujeres fueron corriendo a la asamblea. Pusieron a Ajior en medio de la gente, y Ozías le preguntó qué había pasado. 17Ajior respondió contándoles lo que había hablado en el consejo de Holofernes: lo que dijo él ante la oficialidad asiria y las fanfarronadas de Holofernes contra Israel.
18Todo el pueblo se postró en adoración a Dios, gritando:
19-Señor, Dios del cielo, mira desde lo alto su soberbia y apiádate de la humillación de nuestro pueblo. Mira hoy benévolo a tus consagrados.
20Después animaron a Ajior y lo felicitaron efusivamente. 21Y, al acabar la asamblea, Ozías lo llevó a su casa y ofreció un convite a los ancianos. Toda aquella noche estuvieron implorando el auxilio del Dios de Israel.

Explicación.

6,2 "Profetizar": en su manera de interpretar los hechos y dar normas concretas de conducta. En boca de Holofernes puede sonar a burla.
"Qué Dios": el general atribuye al emperador lo que es propiedad del Señor, según fórmulas variadas y equivalentes: Is 42,8 "no cedo mi gloria a nadie"; 43,10-11; 44,6 "fuera de mí no hay dios"; 45,6 "Yo soy el Señor y no hay otro"; 45,14; 45,18.22; 46,9. Babilonia personificada se considera única entre los imperios: "Yo y nadie más" (Is 47,8.10), pero no se arroga naturaleza divina. Si en Dn 3 la estatua es imagen del emperador, entonces Nabucodonosor exige adoración como dios; una frase suya es como la de Holofernes: "¿qué Dios os librará de mis manos?" (Sn 3,15). También en Dn 6,8 se manda "que nadie haga oración a otro dios que no seas tú". Véanse también los textos ya citados de Senaquerib en Is 10 y 36.

"Mercenarios": algunos piensan que el hebreo original tenía "borrachos" o hacía un juego de palabras por el parecido fonético.

6,3 "Como a un solo hombre": véanse Nm 14,15; Jue 6,16.

"Barreremos": el griego dice abrasaremos; probable confusión de la raíz b´r. Compárese lo que sigue con Is 34,7, descripción escatológica.

6,5 La referencia a Egipto es lo único que Holofernes aprovecha del discurso de Ajior. En tiempo de Antíoco IV, Egipto era el reino de los Ptolomeos, rivales intermitentes de los Seléucidas.

6,9 Holofernes da a sus palabras el mismo peso que atribuye a las de su rey. La sentencia es una burla cruel: el que se ha identificado con la fe de Israel, que comparta su suerte fatal.

6,10-13 Irónicamente, los asirios están conduciendo al amonita hacia su salvación. Así se transforma Ajior en símbolo de tantos prosélitos a quienes por un lado atrajo la moral superior de Israel, por otro lado les repelió la cruel ambición de los poderosos. Esta expulsión forzada de Ajior hace eco de los grandes centros culturales, Caldea y Egipto, tal como lo ha recordado el mismo Ajior.

6,12 El texto griego es algo dudoso: por una parte parece indica que Betulia está en la cima de un monte -como Samaría, Jerusalén y otras-; por otra parece indicar que los soldados salen de la ciudad y suben a la cima del monte. Parece tratarse de una duplicación.

6,13 Ajior atado es como un regalo burlón y despectivo de los asediantes: puede ser un espía y es un jefe militar. No importa; la seguridad de la victoria es absoluta, y al adversario se le concede una primera baza.

6,19 En la breve plegaria se actualiza el gran principio de la teología y piedad israelitas: "El Señor es sublime, se fija en el humilde y de lejos conoce al soberbio" (Sal 138,6). Es clave de toda la narración, la cual a su vez es cifra de toda una historia.

6,20 La Vulgata amplía este verso.

6,21 El banquete indica que ha terminado el ayuno; la Vulgata lo dice expresamente. Ajior es recibido cordialmente, sin sospechas; pero no recibe el mando militar.

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