jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. ÍNDICE.

JUDIT. CAPÍTULO 16.

Himno de Judit (Ex 15; Jue 5)

161<<Cantad a mi Dios
con panderos,
celebrad al Señor
con platillos;
con un cántico nuevo
invocad y ensalzad su nombre.
2El Señor es un Dios
que pone fin a la guera;
desde su campamento
en medio del pueblo
me libro de las manos
de mis perseguidores.
3De las montañas del norte
llegó Asur
con las miríadas de su ejército.
Su muchedumbre
obstruyó los torrentes,
su caballería cubrió los valles.
4Amenazó incendiar
mi territorio,
matar a espada
a mis muchachos,
estrellar a mis pequeñuelos,
entregar mis niños al pillaje
y mis doncellas
para ser raptadas.
5¡El Señor omnipotente
los frustró
por mano de una mujer!
6No cayó su campeón
ante soldados,
ni lo hirieron hijos de titanes,
ni gigantes corpulentos
lo vencieron,
sijo Judit, hija de Merarí,
lo paralizó con la belleza
de su rostro;
7se quitó su vestido de luto
para levantar
a los afligidos de Israel,
se ungió el rostro
con perfumes,
8sujetó sus cabellos
con una diadema
y se vistió de lino
para seducirlo.
9Su sandalia cautivó sus ojos,
su hermosura
esclavizó su alma,
el alfanje le cortó el cuello.
10Los persas se asustaron
de su audacia,
los medos se asombraron
de su osadía.
11Entonces mis humildes
lanzaron su alarido,
y los atemorizaron;
gritaron mis débiles,
y los aterrorizaron;
levantaron la voz,
y ellos retrocedieron.
12Hijos de esclavas
los atravesaron,
los hirieron
como a hijos prófugos;
perecieron en el combate
de mi Señor.
13Cantaré a mi Dios
un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande
y glorioso,
admirable en tu fuerza,
invencible.
14Que te sirva toda la creación,
porque lo mandaste y existió,
enviaste tu aliento
y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
15Sacudirán las olas
los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia
se derretirán como cera,
pero tú serás propicio
a tus fieles.
16Pues poco valen los sacrificios
de olor agradable
y nada la grasa
de los holocaustos,
pero el que teme al Señor
será siempre grande.
17¡Ay de los pueblos
que atacan a mi raza!
El Señor omnipotente
se vengará
de ellos el día de la sentencia;
meterá en su carne fuego
y gusanos
y llorarán de dolor
eternamente>>.
18Al llegar a Jerusalén adoraron a Dios, y cuando todos terminaron de purificarse, ofrecieron holocaustos, sacrificios voluntarios y ofrendas votivas.

Conclusión

19Judit consagró al Señor todo el ajuar de la tienda de Holofernes, regalo del pueblo, y el dosel que ella había quitado de la tienda.
20Durante tres meses toda la gente estuvo en fiestas ante el templo de Jerusalén, y Judit se quedó con ellos. 21Pasado ese tiempo, cada cual emprendió la marcha hacia su heredad. Judit volvió a Betulia y siguió administrando su casa. Fue muy célebre en su tiempo por todo el país. 22Tuvo muchos pretendientes, pero no volvió a casarse desde que su marido, Manasés, murió y fue a reunirse con los suyos. 23La fama de Judit fue en aumento. Vivió en casa de su marido hasta la edad de ciento cinco años. Dejó libre a su ama de llaves. Murió en Betulia, la enterraron en la sepultura de su marido, Manasés, y los israelitas hicieron duelo siete días. 24Antes de morir, Judit repartió sus bienes entre los parientes de su marido, Manasés, y entre sus propios parientes.
25En su tiempo, y después, durante muchos años, nadie volvió a molestar a los israelitas. 

Explicación.

16,1-17 El canto de Judit no alcanza en aliento poético a sus dos modelos, pero en la construcción no me parece inferior.
La doble introducción, marcada por la repetición de "mi Dios, Señor", nos orienta a una lectura en díptico. En las introducciones se acumulan los títulos del Señor; en las dos tablas apreciamos, a primera vista, un tema histórico y un tema cósmico. Los títulos generalizan hechos concretos, únicos; la tabla histórica recoge el hecho inmediato, la narración del libro; la tabla cósmica pasa del hecho único de la creación a hechos repetidos del dominio divino.

Entre las dos tablas no hay sólo una coexistencia paralela, sino una relación dinámica (como en las dos partes del salmo 136, creación-historia); del hecho individual, el poeta se remonta a una visión más amplia, de la creación entera, testimonio del poder incontrastable de Dios. Pero como la historia era drama, con antagonismos, así en la creación contempla el poeta una rebelión que Dios domina en acto de poder y benevolencia. De esa rebelión cósmica el autor baja de nuevo a rebeliones históricas, que ya no son el hecho individual de la narración, sino constante histórica que conduce a una conclusión escatológica.

La estructura dinámica del poema, reducida a esquema, es como sigue: A. Introducción - Cuadro histórico (1-2-3-12). B. Introducción (13) - Cuadro cósmico (14-15) - Desenlace escatológico (17).

La guerra es un juicio de Dios para instaurar la paz, y apunta a un juicio definitivo que traerá paz definitiva (v. 2a. 15c.17).

El salmo pronuncia siete veces el nombre del Señor: en las dos introducciones (1.2.13) y en las dos conclusiones (12.17), en la articulación central del primer cuadro (5), hacia el final del segundo (16) (la Vulgata omite el verso 16).

16,1-2 Introducción. El primer verso es todo un calco de salmos. El segundo verso introduce un título importante, que recoge la enseñanza de Sal 46,10 y la esperanza de Is 2,4: no fin del enemigo, sino fin de la guerra. Para el tema del campamento, véase Sal 34,8: es recuerdo de las jornadas del desierto, transfiguradas en el final del Éxodo y comienzo de Números.

16,3-12 Tabla histórica. Es más amplia; está construida por fuertes contrastes bien elaborados. Primero se oponen Asur y Judit, después los aliados de Asur y el pueblo de Judit. Al pasar al segundo contraste se cambian las relaciones.

16,3-9 Esta sección es lo mejor del poema. Su fuerza reside en el poderoso contraste: Asur es un nombre que significa una multitud bélica, Judit es una mujer; Asur aparece en su avance repentino e incontenible, dirigiendo su ejército y dirigido por sus planes destructores -agresión pura-, Judit es exaltada con negaciones de sabor mítico o legendario y responde a los planes con acciones.

Pero entre los dos entra como una cuña la figura trascendente del Señor, del cual Judit es como el brazo alargado. Asur -cinco versos- se estrella contra el Señor -un verso.

Al avance rápido de Asur responde el movimiento meticuloso de Judit; a los planes grandiosos del militar responden acciones muy simples y femeninas. Fuerza contra belleza, belleza que supera incluso lo más fuerte de la leyenda o del mito.

Y la terna final es excelente: primero por el salto inesperado de los sujetos "su sandalia..., su hermosura..., el alfanje", de una rapidez maravillosa; luego por la ambigüedad irónica de los dos verbos "cautivó..., esclavizó", que pertenecen al lenguaje militar y al amoroso por metáfora ("batallas de amor").

16,3 El enemigo llega del norte, según la tradición de Jeremías (Jr 1,14). Las miríadas: Sal 3,7; la muchedumbre: Is 37,25.

16,4 Es la visión de Eliseo en presencia de Jazael de Damasco (2 Re 8,12).

16,5 Sal 33,10 y Jue 4,9 (por Yael).

16,6 Titanes y gigantes, en términos griegos, pueden ser alusión a los legendarios habitantes de Palestina, los refaim y nefilim de Dt 1,28; 2,11; 3,11.

16,7-8 La finalidad última de Judit es "levantar" a su pueblo postrado; su finalidad próxima es seducir al general. Sobre las intenciones de la protagonista el autor no siente los escrúpulos de algunos comentaristas. Vestido, perfumes y joyas realzan su belleza y atractivo. Véase 10,3 y Rut 3,3 o las medidas urgentes de Jezabel en 2 Re 9,30.

16,9 Cant 7,2: "Tus pies hermosos en las sandalias"; Cant 4,9: "me has enamorado... con una sola de tus miradas, con una vuelta de tu collar".

16,10-12 Como en la narración, la muerte del general se alarga y ensancha en la derrota total. Los medos, según el capítulo 1, son enemigos vencidos de Asur. Mientras ellos no pudieron resistir al general, una muchacha lo ha degollado: empieza a ser famosa en todo el mundo (véase 11,23). Los persas no figuraban en la narración.

La antítesis fuerte-débil se proyecta como patrón a estos versos; la referencia al Señor recoge la resonancia del v.5. La acción de los débiles comienza con una triple serie de gritos que ponen en fuga; lo demás es rematar la victoria.

16,10 Ex 15 hace refencia al terror de los pueblos.

16,13 La segunda introducción es reminiscencia de Ex 15,11.

16,14 La evocación cósmica depende de Sal 33,6-9. El salmo habla de los planes de Dios que se cumplen haciendo fracasar los planes del poder humano.

16,15 La rebelión cósmica recoge imágenes de Sal 46,4; 91,4-5 y Miq 1,4. De la resistencia se pasa fácilmente a la teofanía.

16,16 Este verso, que falta en la Vulgata (y que no echaríamos de menos si faltase en el original), parece definir el sentido de "tus fieles": no se define por el ritualismo, por la mera ofrenda de sacrificios, sino por la actitud interior del hombre. Doctrina perfectamente tradicional en salmos. profetas y sapienciales. "Grande" es adjetivo de Dios en el v.13, y de Dios lo recibe su fiel.

16,17 El juicio escatológico está inspirado por Is 66,24 en la forma, con muchos antecedentes en cuanto al tema.

16,18-25 Lo que sigue sirve para reondear el happy end y para dar gusto a los lectores que todavía preguntan por Judit. Los elementos recuerdan figuras de patriarcas y de jueces. Su edad no alcanza a Moisés por quince años, y a Josué por cinco. La paz tras su liberación es más larga que la de los jueces (Jue 5,31; 8,28).

El reparto de los bienes y la manumisión de la criada son datos nuevos. Los festejos de tres meses superan en duración a otros de la historia de Israel, y pertenecen a la ficción del libro.

En cuanto a la fama de Judit, perdura hasta nuestros días. Quizá menor que en otros tiempos, cuando la tomaban por figura histórica, cuando excitaba los deseos de imitación. Como figura literaria, Judit conserva hoy un buen puesto, y el autor escribe una especie de firma cifrada en esa nota sobre la fama de su criatura poética.

JUDIT. CAPÍTULO 15.

151Cuando lo oyeron los soldados que estaban en las tiendas, quedaron espantados ante lo ocurrido. 2Les entró el panico, y sin esperar uno al otro, huyeron todos por los caminos de la llanura y de la sierra, en una desbandada general.
3Los acampados en la sierra en torno a Betulia, se dieron también a la fuga. Entonces todos los soldados israelitas se lanzaron sobre ellos. 4Ozías despachó enlaces a Betomastain, Joba, Cola y por todo Israel, para comunicar lo sucedido y pedir que se lanzasen todos contra el enemigo y lo destrozasen.
5Al enterarse los israelitas, todos a una cayeron sobre los asirios, machacándolos hasta Joba. Se juntaron también los de Jerusalén y todos los de la sierra, informados de lo ocurrido en el campamento enemigo. Además los de Galaad y Galilea los atacaron por los flancos, causándoles grandes pérdidas, hasta más allá de Damasco y su comarca. 6Los que quedaron en Betulia se lanzaron sobre el campamento asirio y lo devastaron, consiguiendo un inmenso botín. 7Al volver de la matanza, los israelitas se apoderaron de lo que quedaba; incluso la gente de las aldeas y alquerías de la sierra y de la llanura se llevó muchos despojos; así que hubo un botín enorme.

Acción de gracias  

8El sumo sacerdote, Joaquín, y el Senado israelita de Jerusalén fueron a contemplar los prodigios de Dios en favor de Israel y a ver a saludar a Judit. 9Cuando llegaron a su casa, todos a una voz la felicitaron:
<<Tu eres la gloria de Jerusalén,
tú eres el honor de Israel,
tú eres el orgullo
de nuestra raza.
10Con tu mano lo hiciste,
bienhechora de Israel,
y Dios se ha complacido.
Que Dios omnipotente
te bendiga por siempre jamás>>.
Y todos aclamaron:
-¡Así sea!
11El saqueo del campamento duró treinta días. A Judit le asignaron la tienda de Holofernes con toda su vajilla de plata, los divanes, las vasijas y el mobiliario. Judit lo recogió y lo cargó en su mula; luego enganchó los carros y lo fue amontonando todo.
12Todas las israelitas corrieron a verla y darle la enhorabuena. 13Algunas organizaron una danza en su honor. Judit tomó ramos y los repartió a sus compañeras, que se coronaron como ella con hojas de olivo. Judit, a la cabeza de toda la gente, dirigía la danza de las mujeres. Seguían todos los israelitas, armados, llevando coronas y cantando himnos.
14En medio de todos los israelitas, Judit entonó este canto de acción de gracias, coreado por todo el pueblo:

Explicación.

15,1-7 Sin particular valor narrativo, se nos cuenta las consecuencias tradicionales: pánico, desconcierto, desbandada, persecución, saqueo. Para nuestro gusto el relato ya ha terminado; lo que se añade resta fuerza al desenlace. La tradición narrativa del AT era fuerte y los lectores querían disfrutar de una victoria, que consideraban suya, prolongando las escenas venturosas.
La persecución se mueve en un escenario geográfico fantástico, como el resto del libro. Los antiguos lectores podían recordar la persecución de Abrahán (Gn 14) y otras del tiempo y de los reyes.

15,2 La Vulgata varía ligeramente: "Sin hablar con sus camaradas, dejándolo todo, se apresuraban a huir de los hebreos, a quienes oían venir en su persecución, y escapaban por los caminos del campo y de las trochas de los collados".

15,7 El despojo del enemigo tiene un tono exultante (como dice Is 9,2) y puede fácilmente remontarse al despojo de los egipcios. Y será un motivo que pase a las visiones escatológicas.

15,8-10 Es curioso que las autoridades de la capital se trasladen primero a Betulia para felicitar a la heroína nacional, y sólo después marchen todos en romería a Jerusalén. No habiendo rey, el sumo sacerdote era la máxima autoridad, religiosa y política, de Israel. Sus palabras son como un decreto de honores nacionales, la concesión de un título que consagre la memoria. Por encima de esos honores nacionales, que dicen la aprobación y admiración de un pueblo, está el refrendo de Dios, que "se ha complacido"; el representante oficial del Señor lo declara solemnemente (según la construcción de Ecl 9,7). El Dios que se complace en Israel, en su pueblo Sal 44,3; 149,4), en sus fieles (147,11), en la montaña elegida y la tierra (Sal 68,16; 85,1) y sobre todo en Jerusalén (Is 62,4), se complace en lo que ha hecho esa otra representante del pueblo escogido (a no ser que se lea autoîs como referencia en plural a Israel, cosa menos probable).

15,9 "Gloria a Jerusalén": es inesperado semejante título y por eso más significativo. Lo normal era declararla "gloria de Betulia", pero la capital la adopta y hace suya, la inscribe entre sus glorias.

15,12 La danza forma parte tradicional de las celebraciones. Es famosa la de Miriam en Ex 15,20; trágica es la danza de la hija de Jefté (Jue 11,34); festiva, la de las muchachas de Siló (Jue 21,21); con danzas festejan la victoria de David (1 Sm 18,6), hecho que se recuerda en 1 Sm 29,5; de una danza litúrgica habla el Salmo 87.

15,13 Los jóvenes danzan armados, como leemos en el Sal 149,6; quizá Ez 21,14-22.

15,14 El epinicio, coronando la narración de los hechos, imita los dos casos más notables; el canto de Miriam por el paso del mar Rojo (y entrada en la tierra), el llamado canto de Débora (Ex 15 y Jue 5). Aparte de la situación, el canto de Judit imita expresamente esos dos cantos, incluyendo versos o reminiscencias de varios salmos (especialmente Sal 33). Así, la "profetisa" y estratega termina en poetisa, representando también en esto al pueblo de Israel.
 

JUDIT. CAPÍTULO 14.

La mañana triunfal  

141Entonces Judit les habló:
-Escuchad, hermanos. Tomad esta cabeza y colgadla en las almenas de la muralla. 2Y cuando comience a clarear y salga el sol sobre la tierra, empuñará cada cual sus armas y saldrán de la ciudad todos los soldados. Poned al frente un jefe, como si fuerais a bajar a la llanura contra las avanzadas asirias, pero no bajéis. 3Ellos tomarán las armas e irán al campamento a despertar a los generales del ejército asirio: todos irán corriendo a la tienda de Holofernes, y no lo encontrarán. Entonces les entrará el pánico y huirán ante vosotros. 4Vosotros, y cuantos viven en territorio israelita, los perseguiréis para destrozarlos en la retirada. 5Pero antes llamadme a Ajior, el amonita, para que vea y reconozca al que se burlaba de los israelitas y nos lo mandó para que lo matáramos.
6Fueron a casa de Ozías a buscar a Ajior. Cuando llegó y vio la cabeza de Holofernes en la mano de un hombre de la asamblea, se desmayó y cayó de bruces. 7Cuando lo levantaron, se echó a los pies de Judit, y postrado ante ella, dijo:
-Te bendecirán en todas las tiendas de Judá, y todos los pueblos que escuchen tu fama temblarán. 8Ahora cuéntame lo que has hecho estos días.
En medio de la gente, Judit contó lo que había hecho, desde el día en que marchó hasta aquel momento. 9Cuando acabó, todos echaron vivas, llenando la ciudad de gritos de júbilo.
10Ajior, viendo cuanto había hecho el Dios de Israel, creyó plenamente en él, se circuncidó y fue admitido en la casa de Israel definitivamente.
11Cuando despuntó el día, colgaron de la muralla la cabeza de Holofernes. Los hombres empuñaron las armas y salieron por escuadrones hacia los accesos de la ciudad. 12Por su parte, los asirios, al verlos, lo notificaron a sus jefes, y éstos a los generales, comandantes y toda la oficialidad. 13Cuando llegaron a la tienda de Holofernes, dijeron al mayordomo:
-Despierta a nuestre jefe, que esos esclavos se han atrevido a bajar para atacarnos; quieren que los destrocemos por completo.14Bagoas entró y golpeó el tapiz de la tienda, suponiendo que Holofernes dormía con Judit.
15Como no respondía nadie, apartó las cortinas, entró en la alcoba y se lo encontró muerto, tirado en la entrada; le habían arrancado la cabeza.
16Bagoas pegó un grito, y rasgándose las vestiduras, se echó a llorar, sollozando y aullando.
17Luego fue a la tienda donde se alojaba Judit, y al no encontrarla, se lanzó sobre la tropa, gritando:
18-¡Los esclavos nos han traicionado! Una sola mujer hebrea ha deshonrado a la casa del rey Nabucodonosor. ¡Ahí está Holofernes, tirado en el suelo y descabezado!
19Al oírlo, los oficiales asirios se rasgaron los mantos, completamente perturbados. Sus gritos y alaridos resonaron por todo el campamento.

Explicación.

14,1-4 Terminada esa especie de vigilia nocturna, Judit se transforma en estratega y comienza a dar órdenes que han de poner en marcha la acción y que adelantan los sucesos próximos. Se trata de una estratagema.
14,1 Colgar en un lugar visible la cabeza del enemigo vencido era quizás costumbre bélica. En el caso de Saúl se trata de cadáver decapitado, 1 Sm 31,10. El autor parece inspirarse de cerca en el episodio de Nicanor (Holofernes = Nicanor), del que tenemos noticias por 2 Mac 15, como muestran algunas frases: "mandó que cortasen la cabeza y el hombro por el brazo y que los llevaran a Jerusalén... (v.30) les mostró la cabeza del infame Nicanor... (v.32), "colgó de la acrópolis la cabeza y el brazo de Nicanor, como prueba visible y manifiesta a todos de la ayuda del Señor" (v.35). Además, la palabra ro´sh (= cabeza), se presta a un juego de palabras, ya que jefe o general se dice igual (compárese cn nuestro capit-án).

14,3 Es tradicional que la muerte del general provoque el desconcierto y la derrota del enemigo: p. ej. Jue 3,28-29; 2 Sm 18,17; 1 Re 22,36: "¡Cada uno a su pueblo, cada uno a su tierra! ¡Ha muerto el rey!"

14,4 También es tradicional la persecución para explotar las victorias: p. j... Jue 20,45; 1 Sm 17,52.

14,5-10 Quedan algunas horas hasta la mañana, que el autor llena con el nuevo episodio de Ajior. Rápidamente pasa por las etapas conducentes: el terror numinoso al ver en manos de Judit la cabeza de Holofernes; la escucha atenta de los sucesos, como hazaña del Señor; el reconocimiento y la conversión. El antecedente obvio es Rajab de Jericó; pero la figura de Ajior quiere representar a todos los gentiles que, al ver cómo el Señor salva a su pueblo, se sienten atraídos y se convierten. Para ellos ya no valen las limitaciones de Dt 23,4-5, sino el mensaje gozoso de Is 56 y textos semejantes. Entonces también el nombre Ajior se hace significastivo: "Mi hermano (Israel) es luz" (véase Is 49,6: "Te hago luz de las naciones").

14,11-15 El narrador difiere hábilmente el descubrimiento del cadáver, subiendo por los grados militares y deteniendo al lector en la tienda de Holofernes. El descubrimiento está más graduado que el de Eglón (Jue 3,25) y el de Sísara (Jue 4,22). Además el narrador se introduce oportunamente en la mente de Gaboas: "suponiendo que..."

14,13 La Vulgata escribe recordando en 1 Sm 14,11: "Han salido los ratones de las madrigueras y se atraven a desadiarnos" (puede haber influido un ligero cambio fonético).

14,16-19 Al descubrimiento del cadáver sigue una especie de ritual fúnebre, que se va dilatando, y contrasta fuertemente con la vigilia gozosa de Betulia. Lloran la muerte del general y la deshonra de la casa real.

JUDIT. CAPÍTULO 13.

131Cuando se hizo tarde, el personal de servicio se retiró en seguida. Bagoas cerró la tienda por fuera, después de hacer salir a los sirvientes. Todos fueron a acostarse, rendidos por lo mucho que habían bebido.
2En la tienda quedaron sólo Judit y Holofernes, tumbado en el lecho, completamente borracho.
3Judit había ordenado a su doncella que se quedara fuera de la alcoba y la esperase a la salida como otros días. Había dicho que saldría para hacer la oración, y había hablado de ello con Bagoas.
4Cuando salieron todos, sin que quedara en la alcoba nadie, ni chico ni grande, Judit, de pie junto al lecho de Holofernes, oró interiormente:
<<Señor, Dios todopoderoso,
mira ahora benévolo
lo que voy a hacer
para exaltación de Jerusalén.
5Ha llegado el momento 
de ayudar a tu heredad
y de cumplir mi plan,
hiriendo al enemigo
que se ha levantado
contra nosotros>>.
6Avanzó hacia la columna del lecho, que quedaba junto a la cabeza de Holofernes, descolgó el alfanje 7y, acercándose al lecho, agarró la melena de Holofernes y oró:
-¡Dame fuerza ahora, Señor, Dios de Israel!
8Le asestó dos golpes en el cuello con todas sus fuerzas, y le cortó la cabeza.
9Luego, haciendo rodar el cuerpo de Holofernes, lo tiró del lecho y arrancó el dosel de las columnas. Poco después salió, entregó a su ama de llaves la cabeza de Holofernes 10y el ama la metió en la alforja de la comida. Luego salieron las dos juntas para orar, como acostumbraban. Abravesaron el campamento, rodearon el barranco, subieron la pendiente de Betulia y llegaron a las puertas de la ciudad.

La ciudad victoriosa

11Judit gritó desde lejos a los centinelas:
<<¡Abrid , abrid la puerta!
Dios, nuestro Dios,
está con nosotros,
demostrando todavía su fuerza
en Israel
y su poder contra el enemigo.
¡Acaba de pasar hoy!>>.
12Cuando los de la ciudad la oyeron, bajaron en seguida hacia la puerta y convocaron a los concejales. 13Todos fueron corriendo, chicos y grandes. Les parecía increíble que llegara Judit. Abrieron la puerta y la recibieron; luego hicieron una gran hoguera para poder ver, y se arremolinaron en torno a ellas.
14Judit les dijo gritando:
<<¡Alabad a Dios, alabadlo!
Alabad a Dios,
que no ha retirado
su misericordia
de la casa de Israel;
que por mi mano
ha dado muerte al enemigo
esta misma noche>>.

15Y sacando la cabeza guardada en la alforja, la mostró, y dijo:
-Esta es la cabeza de Holofernes, generalísimo del ejército asirio. Este es el dosel bajo el que dormía su borrachera. ¡El Señor lo hirió por mano de una mujer! 16Vive el Señor, que me protegió en mi camino; os juro que mi rostro sedujo a Holofernes para su ruina, pero no me hizo pecar. Mi honor está sin mancha.
17Todos se quedaron asombrados, y postrándose en adoración a Dios, dijeron a una voz:
-Bendito eres, Dios nuesetro, que has aniquilado hoy a los enemigos de tu pueblo.
18Y Ozías dijo a Judit:
<<Que el Altísimo te bendiga, hija,
más que a todas las mujeres
de la tierra.
Bendito el Señor,
creador del cielo y tierra,
que enderezó tu golpe contra
la cabeza del general enemigo.
19Los que recuerden
esta hazaña de Dios
jamás perderán la confianza 
que tú inspiras.
20Que el Señor te engrandezca siempre
y te dé prosperidad,
porque no dudaste
en exponer tu vida
ante la humillación
de nuestra raza,
sino que vengaste
nuestra ruina
procediendo con rectitud
en presencia de nuestro Dios>>.
Todos aclamaron:
-¡Así sea, así sea! 

Explicación.

13,1-10 Al llegar el momento culminante, el autor vuelve a la técnica de dividir la acción en breves acciones precisas, dando impresión de rapidez.
Primero despeja la escena: con insistencia hace retirarse a los criados en general, a Bagoas, a la criada en particular; al principio y al final insiste en que han quedado solos. En la soledad domina el silencio: la oración, que de ordinario se hacía en voz alta, se pronuncia ahor por dentro (véase 1 Sm 1,13). La breve oración y la brevísima jaculatoria detienen apenas la acción, subrayando religiosamente la grandeza del momento y de nuevo la acción se mueve velozmente.

Los lectores judíios recuerdan la hazaña de Yael y también la de David con la cabeza de Goliat.

13,11-20 No está completa la victoria y ya comienza la celebración. El relato emplea formas litúrgicas y el canto domina sobre la simple acción. Llega Judit a la muralla y llama a la puerta como en un acto de culto. Sal 118,19: "Abridme las puertas del triunfo y entraré para dar gracias al Señor"; 124,7; Is 26,2. En vez de informar de lo sucedido simplemente, Judit lo incorpora a un breve himno de alabanza, con su invitatorio clásico: "Alabad". Allí mismo ntroduce una expresión "esta misma noche", que es el clásico ballayla hazze de Ex 12,12, típico de la celebración de la Pascua. Añade un juramento de inocencia. El pueblo responde a la noticia con un acto de adoración a Dios y el alcalde de la ciudad pronuncia una bendición sobre Judit. Tres frases sintetizan el recuerdo del hecho; y las tres ponen a Dios como sujeto.

13,11 Dios está con nosotros es en hebreo ´immanu ´el, el nombre de la victoria contra Senaquerib: Is 7,14; 8,8. "Hoy": quizá responda a un hebreo kayyom hazze, que expresa la permanencia o la actualidad de un suceso.

13,12 Toca a los ancianos o concejales autorizar que se abra el portón de la ciudad, 10,9.

13,14 "Retirar la misericordia": véase Sal 66,20; 89,34. La Vulgata ha añadido un detalle descriptivo: "Ella se colocó en un sitio algo más alto e impuso silencio".

13,17 Este asombro es numinoso ante la inesperada acción de Dios. Véanse Ex 19,16; 1 Sm 14,15; 1 Re 9,8; Sal 64,10. "Todo el mundo se atemoriza, proclama la intervención de Dios y medita su acción".

13,18 El primer verso es como la bendición de Melquisedec Gn 14,19-20; el segundo como la alabanza de Yael, Jue 5,24: "Bendita entre las mujeres, Yael... bendita entre las que habitan en tiendas". En la tradición cristiana estos versos de Ozías se han aplicado a María, enlazando "la cabeza del enemigo" con la cabeza de la serpiente de Gn 3,15.

JUDIT. CAPÍTULO 12.

121Luego ordenó que la llevaran a donde tenía su vajilla de plata, y mandó que le sirvieran de su misma comida y de su mismo vino. 2Pero Judit dijo:
-No los probaré, para no caer en pecado. Yo me he traído mis provisiones.
3Holofernes le preguntó:
-Y si se te acaba lo que tienes, ¿de dónde sacamos una comida igual? Entre nosotros no hay nadie de tu raza.
4Judit le respondió:
-¡Por tu vida, alteza! No acabaré lo que he traído antes de que el Señor haya realizado su plan por mi medio.
5Los oficiales de Holofernes la llevaron a su tienda. Judit durmió hasta la medianoche, se levantó antes del relevo del amanecer 6y mandó este recado a Holofernes:
-Señor, ordena que me permitan salir a orar.
7Holofernes ordenó a los guardias de corps que la dejaran salir.
8Así pasó Judit tres días en el campamento. Después de lavarse suplicaba al Señor, Dios de Israel, que dirigiera su plan para exaltación de su pueblo. 9Luego, purificada, volvía a su tienda y allí se quedaba hasta que, a eso del atardecer, le llevaban la comida.

La noche decisiva    

10El cuarto día, Holofernes ofreció un banquete exclusivamente para su personal de servicio, sin invitar a ningún oficial, 11y dijo al eunuco Bagoas, que era su mayordomo:
-Vete a ver si convences a esa hebrea que tienes a tu cargo para que venga a comer y beber con nosotros. 12Porque sería una vergüenza no aprovechar la ocasión de acostarme con esa mujer. Si no me la gano, se va a reír de mí.
13Bagoas salió de la presencia de Holofernes, entró donde Judit y le dijo:
-No tenga miedo esta niña bonita de presentarse a mi señor como huésped de honor, para beber y alegrarse con nosotros, pasando el día como una mujer asiria de las que viven en el palacio de Nabucodonosor.
14Judit respondió:
-¿Quién soy yo para contradecir a mi señor? Haré en seguida lo que le agrade; será para mí un recuerdo feliz hasta el día de mi muerte.
15Se levantó para arreglarse. Se vistió y se puso todas sus joyas de mujer. Su doncella entró delante y le extendió en el suelo, ante Holofernes, el vellón de lana que le había dado Bagoas para que se recostase allí a diario mientras comía.
16Judit entró y se sentó. Al verla, Holofernes se turbó, y le agitó la pasión con un deseo violento de unirse a ella (desde la primera vez que la vio esperaba la ocasión de seducirla), 17y le dijo:
-Anda, bebe; alégrate con nosotros.
18Judit respondió:
-Claro que beberé, señor. Hoy es el día más grande de toda mi vida.
19Y comió y bebió ante Holofernes, tomando de lo que le había preparado su doncella.
20Holofernes, entusiasmado con ella, bebió muchísimo vino, como no había bebido en toda su vida.

Explicación.

12 La narración está articulada por tres frases de ironía ominos: vv. 4.14.18. Las últimas palabras de Judit al enemigo; después vendrá el silencio de la acción con una oración mental.
12,1-4 La primera juega con el tema de la comida. La transición es muy hábil: en un gesto de vanidad generosa, Holofernes intenta obsequiar y deslumbrar a Judit. Ella declina. Por lo que se dice en el v.16, podríamos interpretar esta invitación como un primer pase del general a la joven hermosa: ya se entiende, se empieza comiendo juntos. Entonces la negativa de Judit es muy hábil, porque se refugia en motivos religiosos, como si no entendiera la insinuación; y habla de un pecado que concierne las viandas. Holofernes advierte que se ha precipitado, pero cuenta con que la fruta madurará pronto: Judit tendrá que aceptar lo extranjero. Así llega Judit a su anuncio, que para Holofernes significa la conquista de la ciudad. Si es así, Holofernes tiene que darse prisa en conquistar antes a la joven.

12,2 Sobre los tabúes alimenticios, además de la legislación contenida en Lv 11 y Dt 14, puede verse Os 9,3 y Ez 4,13.

12,3 Quizá los escribe el autor con orgullo: nadie de Israel forma parte del abigarrado ejército enemigo.

12,6 Ahora Holofernes tiene que hacer concesiones a la joven; además, en esa oración llegará la noticia celeste anunciada en 11,17-18.

12,7 Jr 27,6; Dn 2,38.

12,8 Se supone que va a una fuente. El lavado antes d ela oración es ritual. Como ya hemos escuchado la plegaria entera en el cap. 9, no hace falta amplificar. La repetición monótona de una distribución sin interés sirve para exasperar a Holofernes y para aguzar la tensión del lector, que siente acercarse el quinto día, el plazo de la rendición.

12,10-18 Efectivamente, Holofernes no aguanta más y lanza el ataque, sirviéndose primero de su eunuco Bagoas, al parecer experto en tales artes. Y se encuentra una Judit maravillosamente condescendiente. Bagoas es un nombre de origen persa bien conocido; estaría al cargo del harén de campaña.

12,13 Para Bagoas, la suerte de las mujeres que viven en el harén del emperador es envidiable.

12,19 Judit ofrece su presencia y su compañía, no es poco para el general que la mira; come y bebe vino, pero de lo suyo, y el hecho de que beba vino le basta a Holofernes. Judit incita a beber sin perder el control propio.

La Vulgata abrevia el capítulo, restándole bastante valor.

JUDIT. CAPÍTULO 11.

Informe de Judit  
111Holofernes le dijo:
-Ánimo, mujer, no tengas miedo; yo no he hecho nunca daño a nadie que quiera servir a Nabucodonosor, rey del mundo entero. 2Incluso si tu gente de la sierra no me hubiese despreciado, yo no blandiría mi lanza contra ellos. 3Pero ellos se lo han buscado. Bien, dime por qué te has escapado y te pasas a nosotros. Viniendo has salvado la vida. Ánimo, no correrás peligro ni esta noche ni después. 4Nadie te tratará mal. Nos portaremos bien contigo, como con los siervos de mi señor, el rey Nabucodonosor.
5Entonces Judit le dijo:
-Permíteme hablarte, y acoge las palabras de tu esclava. No mentiré esta noche a mi señor. 6Si haces caso a las palabras de tu esclava, Dios llevará a buen término tu campaña, no fallarás en tus planes. 7Pues ¡por vida de Nabucodonosor, rey del mundo entero, que te ha enviado para poner en orden a todos, y por su imperio! Gracias a ti no sólo le servirán los hombres, sino que por tu poder hasta las fieras, y los rebaños, y las aves del cielo vivirán a disposición de Nabucodonosor y su casa. 8Porque hemos oído hablar de tu sabiduría y tu astucia, y todo el mundo comenta que tú eres el mejor en todo el Imperio, el consejero más hábil y el estratega más admirado. 9Ahora bien, nos enteramos del discurso que pronunció Ajior en tu consejo, porque los de Betulia le perdonaron la vida y él les contó todo lo que dijo aquí. 10Alteza, no deseches su opinión, tenla presente, porque es exacta: nuestra raza no sufrirá daño ni las armas podrán someterlos si no pecan contra su Dios. 11Pero ahora, que mi señor no se sienta rechazado y fracasado, la muerte se abate sobre ellos: son reos de un pecado con el que irritan a su Dios cuando lo cometen. 12Como han empezado a faltarles los víveres y a agotárseles el agua, han acordado lanzarse sobre sus rebaños, han decidido consumir cuanto el Señor en sus leyes les prohibió comer 13y han resuelto acabar con las primicias del trigo y los diezmos del vino y del aceite, porción sagrada de los sacerdotes que ofician ante nuestro Dios en Jerusalén que ningún laico puede ni tocar. 14Y como los de Jerusalén ya lo están haciendo, han mandado allá una comisión para conseguir del Senado el mismo permiso; 15y lo que va a pasar es que, en cuanto les llegue el permiso, lo usarán, y ese mismo día caerán en tu poder para que los aniquiles. 16Por eso, en cuanto lo supe, me escapé. Dios me envía para hacer contigo una hazaña que asombrará a cuantos la oigan. 17Yo soy una mujer piadosa; día y noche doy culto al Dios del cielo. Ahora, señor, me gustaría quedarme con vosotros; saldré por las noches hacia el barranco, para pedirle a Dios que me avise cuando cometan ese pecado. 18Y entonces vendré a decírtelo; tú saldrás con todo tu ejército y ninguno de ellos te opondrá resistencia. 19Yo te guiaré a través de Judea, hasta llegar frente a Jerusalén, y pondré tu trono en medio de la ciudad. Tú los manejarás como a ovejas sin pastor y ni un perro gruñirá contra ti. Todo esto lo preveo, me ha sido anunciado y he sido enviada para comunicártelo.
20Las palabras de Judit agradaron a Holofernes, y sus oficiales, admirados de la prudencia de Judit, comentaron:
21-En toda la tierra, de punta a cabo, no hay una mujer tan bella y que hable tan bien.
22Y Holofernes le dijo:
-Dios ha hecho bien enviándote por delante de los tuyos para darnos a nosotros el poder y destruir a los que despreciaron a mi señor. 23Eres tan guapa como elocuente. Si haces lo que has dicho, tu Dios será mi Dios, vivirás en el palacio del rey Nabucodonosor y serás célebre en todo el mundo.

Explicación.

11 En este diálogo culmina la ironía del narrador. Holofernes es un general vanidoso y arrogante, confiado en su poder, sus éxitos, su riqueza. Cree que lo puede tener todo: la ciudad rebelde y la joven hermosa. Judit es para él un capricho de la sensualidad y de la vanidad; una victoria más en su carrera. Empieza el discurso en tono protector (v.11) y lo terminará con frases magnánimas (v.23).
Judit cultivará esos dos aliados. Vanidad y sensualidad son, dentro de Holofernes, como una quinta columna que se subleva al aparecer Judit, al reclamo de su voz. ¿Sabrá vencerla el general tantas veces victorioso? Judit ha entrado en el campamento enemigo, en la tienda del general, en son pacífico; pero su presencia y sus palabras están provocando una revuelta. El enemigo estaba dentro.

Por eso sus palabras, intencionadamente ambiguas, están a merced de la interpretación: la sensualidad y la vanidad las interpretaran directamente, sin sospechas. Porque sospechar de ellas sería reconocer la propia vanidad y frenar el propio deseo sexual.

Así discurre la ironía narrativa entre Judit y Holofernes. A la cual se añade otra entre el autor y sus antiguos lectores: es la que apunta hacia el partido colaboracionista.

11,1-4 Comienza la batalla verbal en la que Holofernes quiere conquistar a Judit, Judit a Holofernes. Las palabras de Holofernes son a mayor gloria de Nabucodonosor y con aire complacido de protección. Son expresiones que suenan un poco a oráculo de salvación. "no temas... has salvado la vida... nadie te tratará mal" (la segunda la habían dicho ya los centinelas).

Holofernes, como lugarteniente de Nabucodonosor, tiene poder de vida y  muerte, que usa con justicia y benevolencia; el criterio es que el siervo sea sumiso o rebelde al emperador. Porque Judit ya está enrolada como sierva del "rey del mundo entero". Servirle es salvarse (lo que decían a su modo los habitatntes de Betulia). El general llama al emperador "mi señor".

11,5-8 La respuesta de Judit es a mayor gloria de Holofernes; la relación que el general establecía con el emperador, Judit la establece con el general: Es "mi Señor", ella es la sierva.

Si Nabucodonosor tendrá un poder cósmico (como Sal 8 y Dn 2,38; 4,17-19), se lo deberá a los buenos servicios de Holofernes. La figura de Nabucodonosor queda lejana con su aureola; lo que se ve de cerca, la fama que se propaga es de Holofernes. Sin su general, ¿que sería del emperador?

"Las fieras". Véanse Dn 2,38; Jr 27,6 y Sal 8,7-9.

Este reconocimiento del poder y la sabiduría de Holofernes es un desafío entre dientes y un primer ataque celado: que la venza ese poder, que la descubra esa sabiduría. Si no, Judit vencerá ese poder mostrando su debilidad, descubrirá la necedad de esa sabiduría.

También tiene su ironía jurar por la vida de Nabucodonosor, llamadle rey del mundo entero mientras se le niega vasallaje, definir la actividad de Holofernes como un "enderezarlo todo".

11,9-10 Recoger el discurso de Ajior y avalarlo es entrar en terreno muy peligroso; pero es magistral el modo de plegarlo al propio intento. Holofernes reaccionaría con un gesto de extrañeza y susto, lo que permite a Judit tomar un tono protector intensamente burlón: Holofernes había intentado animarla, cuando es ella quien debe animar al general.

11,11-15 Judit entra en una disquisición de observancias legales sobre lo sacro y lo profano en Israel. ¿Cree realmente lo que dice? No, pues sabe que el pecado actual es tentar a Dios. Pero mirando a Holofernes, sus palabras confundirán las ideas del militar no experto en cultos extranjeros; así Judit tendrá una superioridad indiscutible, podrá ofrecerse como consejera imprescindible de Holofernes. La victoria está al alcance y sin esfuerzo, la clave la posee Judit.

Por las palabras de Judit el autor habla a sus contemporáneos, y parece criticar un partido, con poder en Jerusalén, que está dispuesto a renunciar o dispensar de las observancias tradicionales; los que así actúan, ya se están rindiendo, "no opondrán resistencia al enemigo" ¿O critica el autor al partido de la observancia, mostrando que sus razones son buenas para el enemigo?

Por otra serie de datos del libro deducimos que el autor aprecia grandemente esas observancias y hace a su heroína modelo de cumplimiento. Y esto nos plantea a nosotros otras preguntas: ¿Había que conservar esas observancias con peligro de la propia vida (recuérdese el caso de 1 Mac 2,29-41)? ¿No es un dios cruel el que tal exige? ¿O es que esas observancias son esenciales para mantener el verdadero culto?, entonces, ¿no será la gran liberación liberar al hombre de la sumisión a tales observancias?

11,16 Habla en serio: se siente enviada de Dios, como los grandes liberadores de antaño, Ehud, Débora y Barac, Gedeón. La sentencia velada por lo genérica suscita curiosidad y deseo en vez de provocar sospechas.

11,17-18 Como aclaración de lo anterior, se presenta como confidente de Dios, capaz de un saber sobrehumano. A su belleza añade una aureola sobrenatural. Holofernes, que ha destruido todos los dioses de la comarca, parecxe dispuesto a respetar a ese Dios que le dará la victoria por medio de una profetisa tan bella. En su fidelidad a su Dios Judit está resistiendo al culto de Nabucodonosor.

11,19El trono de Jerusalén y el oficio de pastor son dos atributos típicamente davídicos. Judit, como el profeta Eliseo, puede nombrar reyes. ¡La gran hazaña que asombrará a todos! Pero es ella quien lo hará, no brotará del poder supremo de Nabucodonosor; y no será para el emperador, sino para el general.

La imagen del perro viene de Ex 11,7. Las palabras finales son la rúbrica de una profetisa.

11,20-21 Mujer bella y a la vez sensata es el colmo de la dicha para Ben Sira, Eclo 26,13-15; 36,27-28. El leitmotiv de la belleza se enriquece de un acorde. Y los antiguos lectores del libro pensaban que la sabiduría de los judíos era superior a la de los gentiles.

11,22-23 Las promesas de Holofernes son desmedidas: ¿Habla de una conversión o de un sincretismo?, ¿piensa que será una de las esposas de Nabucodonosor o se la reserva para sí? La ironía está en que Holofernes piensa que él hará famosa a Judit en todo el mundo: y así será.

JUDIT. CAPÍTULO 10.

Judit frente a Holofernes 

101Cuando Judit terminó de suplicar al Dios de Israel, cuando acabó sus rezos, 2se puso en pie, llamó al ama de llaves y bajó a la casa, en la que pasaba los sábados y días de fiesta; 3 se despojó del sayal, se quitó el vestido de luto, se bañó, se ungió con perfume intenso, se peinó, se puso una diadema y se vistió la ropa de fiesta que se ponía en vida del marido, Manasés; 4se calzó las sandalias, se puso los collares, las ajorcas, los anillos, los pendientes y todas sus joyas. Quedó bellísima, capaz de seducir a los hombres que la viesen. 5Luego entregó a su ama de llaves un odre de vino y una aceitera; llenó las alforjas con galletas, un pan de frutas secas y panes puros; empaquetó las provisiones y se las dio al ama.
6Cuando salían hacia la puerta de Betulia encontraron allí a Ozías, en pie, y a los concejales de la ciudad Cabris y Carmis. 7Al verla con aquel semblante transformado, y con otros vestidos, se quedaron pasmados ante tanta belleza, y le dijeron:
8-¡Que el Dios de nuestros padres te favorezca y te permita realizar tus planes para gloria de los israelitas y exaltación de Jerusalén!
9Ella adoró a Dios, y les dijo:
-Ordenad que me abran las puertas de la ciudad para ir a cumplir vuestros deseos.
Ellos ordenaron a los soldados que le abrieran, como pedía.
10Así lo hicieron. Judit salió con su criada. Los hombres de la ciudad la siguieron con la vista mientras bajaba el monte, hasta que cruzó el valle y desapareció.
11Cuando caminaban derecho por el valle les salió al encuentro una avanzadilla asiria, 12que les echó el alto:
-¿De qué nación eres, de donde vienes y adónde vas?
Judit respondió:
-Soy hebrea, y huyo de mi gente porque les falta poco para caer en vuestras manos. 13Quisiera presentarme a Holofernes, vuestro generalísimo, para darle informaciones auténticas; le enseñaré el camino por donde puede pasar y conquistar toda la sierra sin que caiga uno solo de sus hombres.
14Mientras la escuchaban, admiraban aquel rostro, que les parecía un prodigio de belleza, y le dijeron:
15-Has salvado la vida apresurándote a bajar para presentarte a nuestro jefe. Ve ahora a su tienda; te escoltarán hasta allá algunos de los nuestros. 16Y cuando estés ante él, no tengas miedo; dile lo que nos has dicho, y te tratará bien.
17Eligieron a cien hombres, que escoltaron a Judit y su ama de llaves hasta la tienda de Holofernes.
18Al correrse por las tiendas la noticia de su llegada, se armó un revuelo por todo el campamento. Y como Judit estaba fuera de la tienda mientras la anunciaban, 19los soldados la rodearon admirando su hermosura, y por ella, a los israelitas. Comentaban:
-No podemos menospreciar a una nación que tiene mujeres tan bellas. No hay que dejarles ni un solo hombre; los que quedasen serían capaces de engañar a todo el mundo.
20Los guardaespaldas de Holofernes y los oficiales salieron e introdujeron a Judit en la tienda.
21Holofernes estaba reposando en su lecho, bajo un dosel de púrpura y oro, recamado con esmeraldas y piedras preciosas. 22Cuando le dijeron que estaba Judit, salió a la antecámara, precedido de portadores de lámparas de plata.
23Cuando Judit estuvo frente a Holofernes y sus oficiales, todos quedaron pasmados ante aquel rostro tan hermoso. Ella se postró ante él, rostro en tierra; pero los esclavos la levantaron.

Explicación.

10 Desde este capítulo hasta el final del 14 el autor despliega todo su talento narrativo, que continúa una gloriosa tradición.
La escena, vista desde cerca, está dividida en una serie de acciones precisas (10,1-4; 13,6-10: forman una especie de inclusión paralela). La descripción indirecta de la persona por el efecto que produce (Judit) y la descripción directa y rápida (Holofernes). El enlace hábil de las escenas (10,1-12: de técnica que se diría cinematográfica: "campo-contracampo"). El sembrar datos menudos que servirán para el desarrollo posterior de la acción (la alforja, la oración). La ironía sutil, cruel, maliciosa, montada en diversos planos: en lo que dice Judit respecto a Holofernes, lo que dice éste y sus soldados respecto a la acción, lo que el autor hace escuchar aludiendo a partidos políticos.

Conviene leer y releer estas páginas, ante todo como una pieza clásica del arte narrativo de Israel, fijándose cada vez en algún aspecto saliente, disfrutando de la acción y el diálogo, antes de subir a reflexiones teóricas.

10,1-4 Otra vez la norma "a Dios rogando y con el mazo dando". En nueve acciones menudas sucede la transfiguración de Judit. Hay que recordar en este momento las frases de Isaías II a Jerusalén, madre y personificación del pueblo: "Despierta..., vístete de tu fuerza, Sión; vístete el traje de gala... sacúdete el polvo, ponte en pie..." (Is 52,1-2). Como el luto de Judit lloraba la opresión de todo el pueblo, así ahora sus galas anticipan la salvación. Una tonalidad mayor, exultante, abre la sección central del libro, después del tono sombrío y desesperado, después de la gran plegaria. La belleza de Judit es casi un oráculo de salvación en acción.

10,5 El ama va a ser una figura silenciosa: testigo, defensa y colaboración. Forma la pareja femenina frente al general y su eunuco.

10,7 Vuelve a sonar el leitmotiv de la belleza: esta vez reflejada en el estupor de otros personajes judíos. Y es otro anticipo de fiesta y salvación: "gloria, exaltación".

10.8-9 Finalmente dialogan: "Tus planes -vuestros deseos".

10,10-11 De nuevo el lector ha de seguir a Judit a través de las miradas de los personajes. A la vez el verso enlaza (con la técnica que he llamado cinematográfica): se aleja hasta desaparecer (vista de las murallas), le salen al encuentro los asirios (vista desde el campamento).

10,12-13 Comienza el juego irónico: al pueblo le falta poco, cinco días exactamente, para entregarse. Judit huye: ¿para librarse de la rendición? Entonces, ¿por qué se entrega por adelantado? Huye para invalidar ese plazo fatal al que se han ligado.

Judit se ofrece como espía: sus informaciones podrán ser verdaderas, pero han de ser interpretadas correctamente; el camino puede tener sentido propio o metafórico; en cuanto a ocupar toda la sierra, ya sólo le queda Betulia. ¿Llegará allá antes de que caiga, uno solo de sus soldados?

10.14 Por tercera vez el leitmotiv de la belleza, esta vez reflejada en la admiración de los centinelas. Comienza a tomar esa belleza un brillo cegador y fatídico. Absorbidos en el mirar, no saben criticar las declaraciones de una prisionera.

10,15-16 Las palabras de los guardias son sinceras, pero a través de ellas guiña irónicamente el narrador. Judit ha salvado la vida cuando la está arriesgando totalmente; ¿cómo "trata bien" un general a una mujer joven y hermosa?

10,7 Escoltada por cien soldados: ¿Es una medida de seguridad o un homenaje a la belleza?

10,18 Por cuarta vez suena el leitmotiv a la belleza: esta vez provoca casi un tumulto. Esa belleza empieza a turbar el orden militar, a ser turbadora. Aquellos soldados llevan más de un mes de inactividad y varios de campañas.

10,19 En su boca pone el autor un homenaje a "la judía", personificación del pueblo. Su conclusión impolica que mujeres tan bellas infunden una astucia invencible a sus varones.

La Vulgata cambia la frase: "Vale la pena luchar contra los israelitas por sus mujeres".

10,20-22 El encuentro se retrasa un momento. Mientras espera Judit, el autor nos hace entrar en el recinto interior de la tienda para mostrarnos a Holofernes. Así hace posible otro homenaje: el general sale personalmente a recibirla; más que una prisionera, Judit llega como invitada de honor.

10,23 Por quinta vez el leitmotiv de la belleza, que ahora alcanza el último peldaño. Y precisamente en ese momento ese rostro bellísimo se abate y se oculta contra el suelo.

JUDIT. CAPÍTULO 9.

Oración de Judit   

91En el momento en que acababan de ofrecer en el templo de Jerusalén el incienso vespertino. Judit se echó ceniza en la cabeza, y postrada en tierra, se descubrió el sayal que llevaba en la cintura y gritó al Señor con todas sus fuerzas:
2<<Señor, Dios de mi padre Simeón,
al que pusiste una espada en la mano
para vengarse de los extranjeros
que desfloraron vergonzosamente a una doncella,
la desnudaron para violentarla
y profanaron su seno deshonrándola.
Aunque tú habías dicho: "No hagáis eso",
lo hicieron.
3Por eso entregaste sus jefes a la matanza,
y su lecho, envilecido por su engaño,
con engaño quedó ensangrentado:
heriste a esclavos con amos, y a los amos
en sus tronos,
4entregaste sus mujeres al pillaje,
sus hijas a la cautividad;
sus despojos fueron presa de tus hijos queridos,
que, encendidos por tu celo,
y horrorizados por la mancha inferida a su sangre,
te habían pedido auxilio.
¡Dios, Dios mío, escucha a esta viuda!
5Tú hiciste aquello, y lo de antes y lo de después.
Tú proyectas el presente y el futuro,
lo que tú quieres, sucede;
6tus proyectos se presentan y dicen:
"Aquí estamos".
Pues todos tus caminos están preparados,
y tus designios, previstos de antemano.
7Ahí están los asirios:
en el apogeo de su fuerza,
orgullosos de sus caballos y jinetes,
jactanciosos por el vigor de su infantería,
seguros de sus escudos, lanzas, arcos y hondas;
¡y no saben que tú eres el Señor,
que pone fin a la guerra!
8¡Tu nombre es <<el Señor>>!
Quebranta su fuerza con tu poder,
aplasta su dominio con tu cólera.
Porque han decidido profanar tu templo,
manchar la tienda donde reside
tu nombre glorioso,
echar abajo con el  hierro los salientes de tu altar.
9Mira su soberbia, descarga tu ira
sobre sus cabezas,
ayuda a esta viuda a realizar la hazaña
que ha pensado.
10Por mi lengua seductora
hiere a esclavos con amos, al señor con el siervo;
quebranta su arrogancia a manos de una mujer.
11Tu poder no está en el número
ni tu imperio en los guerreros;
eres Dios de los humildes,
socorredor de los pequeños,
protector de los débiles,
defensor de los desanimados,
salvador de los desesperados.
12Sí, sí, Dios de mi padre,
Dios de la heredad de Israel,
dueño del cielo y tierra,
creador de las aguas, rey de toda la creación,
escucha mi súplica
13y concédeme hablar seductoramente
para herir de muerte a los que han planeado
una venganza cruel contra tus fieles,
tu santa morada, el monte Sión
y la casa posesión de tus hijos.
14Haz que todo tu pueblo y todas las tribus
vean y conozcan que tú eres el único Dios,
Dios de toda fuerza y de todo poder,
y que no hay nadie que proteja a la raza israelita 
fuera de tí>>.

Explicación.

9 Después del discurso casi profético, Judit pronuncia una plegaria personal. Es una súplica que se inspira en las motivaciones de diversos salmos, imitando originalmente. Está escrita en un verso libre, de tono poético y muy retórico, abundan los paralelismos, desde el binario normal hasta el quíntuple, hay antítesis muy elaboradas; alternan muy bien lo genérico sobre Dios con lo concreto de la situación presente. La Vulgata respeta en general el progreso de la súplica, la empobrece gravemente con sus omisiones, ofrece un par de adiciones poco felices.
9,1 Probable referencia al Sal 141,2. Véase también 2 Re 3,20. Descubre el sayal: 2 Re 6,30.

9,2-4 El título genérico "Dios de nuestros padres" se concreta en el nombre de SImeón, antecesor de Judit. Se refiere al capíutlo 34 del Génesis, que narra la violación de Dina por Jamor el siquemita y la venganza con una estratagema de Leví y Simeón.

En paralelo con Dina puede estar la viuda Judit, a quien intentarán violar, y también la ciudad personificada y toda la casa de Israel; a la estratagema de la circuncisión va a responder el engaño de la seducción. Estas correspondencias apoyan la larga introducción. El lenguaje quiere expresar la indignación, sentida de modo especial por una mujer.

9,2 "No hagáis eso". En Gn 34,7 leemos: "cosa que no se hace" en boca del narrador, comentando los sentimientos de los hermanos. Como precepto divino lo más próximo es la ley de Dt 22,23, que se refiere a una muchacha ya desposada.

9,3 Se aplica así la ley del talión.

9,4 "Horrorizados" en el relato del Génesis, Simeón y Leví responden indignados a Jacob: "Y a nuestra hermana ¿la iban a tratar como una prostituta? (Gn 34,31).

9,5-6 En el estilo de Isaías II: p. e. Is 44,7; 45,21; 46,10; 48,3.6. Dios es el veradero protagonista de la historia, que ejecutan los humanos, y así sucederá con Judit.

9,7-11 Toda la motivación se articula en la antítesis clásica el arrogante / el humilde, ante la cual Dios toma partido. La arrogancia se desdobla en la confianza en el propio poder y en atreverse contra el templo del Señor. Toda una cadena de antecedentes bíblicos pueden resonar en esta contraposición.

9,7 Véanse, entre otros, Sal 76; 147,10-11. Sobre la última frase, Sal 46,10. También hay un parecido con Egipto, que ha movido quizá a la Vulgata.

9,8 Véanse Sal 79 y 83. En los salientes del altar, colocados angularmente en las cuatro esquinas, se concentra la sacralidad. Los salientes se untan con la sangre de la víctima, Ex 29,12; a los salientes se agarra el que busca asilo en el templo, 1 Re 1,50; arrancados esos salientes o "cuernos", el altar queda execrado, Am 3,14.

9,10 "De una mujer": es la expresión de Jue 4,9, referida a Yael, la que matará al general enemigo, Sísara.

9,11 Serie de títulos que se leen con variantes en los salmos. Sal 9,10: "refugio del oprimido"; 10,14: "socorro del huérfano"; 35,10: "defensor del débil"; 68,6: "padre de hérfanos, defensor de viudas"; 146,7-9.

9,12-13 A manera de recapitulación, haciendo más explícito el proyecto. Títulos cósmicos completan los títulos históricos de los versos 5-6.

9,12 "Mi padre": puede ser Simón, padre de la tribu, o Jacob, padre del pueblo. Título típico de relatos patriarcales: Gn 31,5.42: 32,10. Divide la creación en tres zonas: cielo, tierra y agua. Si bien en las aguas podría estar evocada la potencia hostil, como dirá en 16,15.

9,13 "Tus hijos", como dice Ex 4,20; Dt 32,5.19; también Is 63,16.

9,14 El reconocimiento es conclusión ordinaria de las acciones de Dios. Judit lo estrecha al pueblo escogido.

JUDIT. CAPÍTULO 8.

La mujer valiente.    

81Entonces se enteró Judit, hija de Merarí, hijo de Ox, de José, de Uziel, de Jelcías, de Ananías, de Gedeón, de Rafaín, de Ajitob, de Elías, de Jelcías, de Eliab, de Natanael, de Salamiel, de Surisaday, de Simeón, de Israel.
2Su marido, Manasés, de su tribu y parentela, había fallecido durante la siega de la cebada; 3cuando atendía a los que agavillaban en el campo tuvo una insolación; cayó en cama y murió en Betulia, su ciudad; lo enterraron en la sepultura familiar, en su finca, entre Dotán y Balamón.
4Judit llevaba ya viuda tres años y cuatro meses. 5Vivía en su casa, en una habitación que se había preparado en la azotea; ceñía un sayal y vestía de luto. 6Desde que enviudó ayunaba diariamente, excepto los sábados y sus vísperas, el primero y el última día del mes y las fiestas de guardar en Israel. 7Era muy bella y atractiva. Su marido, Manasés, le había dejado oro y plata, criados y criadas, rebaños y tierras, y ella vivia de ello. 8Era muy religiosa, y nadie podía reprocharle lo más mínimo.
9Cuando se enteró de que la gente, desalentada por la falta de agua, había protestado contra el gobernador, y que Ozías les había jurado entregar la ciudad a los asirios pasados cinco días, 10Judit mandó a su ama de llaves a llamar a Cabris y Carmis, concejales de la ciudad, 11y cuando se presentaron les dijo:
-Escuchadme, jefes de la población de Betulia. Ha sido un error eso que habéis dicho hoy a la gente, obligándoos ante Dios, con juramento, a entregar la ciudad al enemigo si el Señor no os manda ayuda dentro de este plazo. 12Vamos a ver: ¿quiénes sois vosotros para tentar hoy a Dios y poneros públicamente por encima de él? 13¡Habéis puesto a prueba al Señor todopoderoso, vosotros, que nunca entenderéis nada! 14Si sois incapaces de sondear la profundidad del corazón humano y de rastrear sus pensamientos, ¿cómo vais a escrutar a Dios, creador de todo, conocer su mente, entender su pensamiento? No, hermanos, no enojéis al Señor, nuestro Dios. 15Porque aunque no piense socorrernos en estos cinco días, tiene poder para protegernos el día que quiera, lo mismo que para aniquilarnos ante el enemigo. 16No exijáis garantías a los planes del Señor, nuestro Dios, que a Dios no se le intimida como a un hombre ni se regatea con él como con un ser humano. 17Por lo tanto, mientras aguardamos su salvación, imploremos su ayuda, y si le parece bien, escuchará nuestras voces. 18Pues, en nuestro tiempo, y hoy mismo, no ha habido tribu alguna, ni familia, pueblo o ciudad que haya adorado a dioses hechos por manos humanas, como ocurría antaño, 19y por eso nuestros antepasados fueron entregados a la espada y al saqueo, y sucumbieron de mala manera ante nuestros enemigos. 20Nosotros, en cambio, no reconocemos otro Dios fuera de él. Por eso esperamos que no nos desprecie ni desatienda a nuestra raza. 21Porque si caemos nosotros, caerá toda Judea, nuestro templo será saqueado y esa profanación la pagaremos con nuestra sangre; 22en las naciones donde estemos como esclavos seremos responsables de la muerte de nuestros compatriotas, de la deportación de la gente del país y de la desolación de nuestra heredad. Y seremos la irrisión y la burla de quienes nos compren, 23porque nuestra esclavitud no acabará bien, sino que el Señor, Dios nuestro, la aprovechará para deshonrarnos. 24Así que, hermanos demos ejemplo a nuestros compatriotas; que su vida depende de nosotros, y en nosotros se basa la seguridad del santuario, del templo y del altar. 25Demos gracias al señor, Dios nuestro, por todo esto, pues nos pone a prueba como a nuestros antepasados. 26Recordad lo que hizo con Abrahán, cómo probó a Isaac y lo que le pasó a Jacob en Mesopotamia de Siria cuando guardaba los rebaños de su tío materno Labán. 27Dios no nos trata como a ellos, que los purificó con el fuego para aquilatar su lealtad; no nos castiga; es que el Señor, como advertencia, azota a sus fieles.
28Entonces Ozías le dijo:
-Todo lo que has dicho es muy sensato, y nadie te va a llevar la contraria, 29porque no hemos descubierto hoy tu prudencia; desde pequeña conocen todos tu inteligencia y tu buen corazón. 30Pero es que la gente se moría de sed y nos forzaron a hacer lo que dijimos, comprometiéndonos con un juramento irrevocable. 31Tú, que eres una mujer piadosa, reza por nosotros, para que el Señor mande la lluvia, se nos llenen los aljibes y no perezcamos.
32Judit les dijo:
-Escuchadme. Voy a hacer una cosa que se comentará de generación en generación entre la gente de nuestra raza. 33Esta noche os ponéis junto a las puertas. Yo saldré con mi ama de llaves, y en la plazo señalado para entregar la ciudad al enemigo, el Señor socorrerá a Israel por mi medio. 34Pero no intentéis averiguar lo que voy a hacer, porque no os lo diré hasta que lo cumpla.
35Ozías y los jefes le dijeron:
-Vete en paz. Que Dios te guíe para que puedas vengarte de nuestro enemigo.
36Luego salieron de la habitación y cada uno se fue a su puesto.

Explicación.

8 Por fin, transcurrido casi la mitad del libro, aparece la protagonista. El autor ha querido esperar hasta el último momento: cuando el pueblo desespera, cuando "ya no hay quien les ayude", cuando Diosmismo está emplazado. La presentación es solemne: como lo merece la expectación, pero a la vez retrasando el movimiento. Es la segunda vez que el narrador se detiene para contar hechos precedentes (en una narración tan lineal).
8,1 La genealogía sube por diecisiete peldaños hasta el patriarca Jacob o Israel; es de la tribu de Simeón.

8,3 Esta muerte recuerda la historia de 2 Re 4,18-20.

8,4-8 El autor nos ofrece un ideal de vida ascética particular: por un lado, retiro y ayunos; por otro lado, riquezas bien administradas; era muy religiosa, pero no había tenido hijos (el principio de la retribución ya no funciona). Los ayunos no llegaban a demacrar su belleza. Implícitamente se dice que era muy buen partido y que se mantenía fiel al recuerdo del marido muerto.

La belleza será factor decisivo de su actuación; el prestigio de su vida le permitirá enfrentarse con los jefes.

8,9-11 Judit no se presenta a los jefes, sino que los cita en su casa; como Débora a Barac (Jue 4). Ni aun para esto abandona su clausura, y así tendrá más relieve lo que hará pronto.

8,12-27 Atención al discurso de Judit, que por él el autor está predicando a sus contemporáneos; y está denunciando el partido político de la sumisión a Antíoco. Es un discurso de tono profético, de estilo algo dilatado. Está encerrado en el contraste fundamental, que da sentido a todo el libro: el hombre no debe tentar o poner a prueba a Dios, Dios pone a prueba al hombre. Lo primero es un pecado, lo segundo es un honor.

El primer pecado está analizado en sus agravantes: la ignorancia del hombre, que intenta medir a Dios con sus medidas temporales, frente al poder de Dios, superior a los plazos humanos.

Bastante espacio ocupa el análisis de las consecuencias de la rendición: para el templo y el pueblo, para sí mismos, que se harán responsables de todo y serán castigados por los hombres y por Dios. Esta tremenda responsabilidad es motivo para resistir con valor. La responsabilidad por toda la nación puede descansar un día sobre un grupo pequeño y poco significativo.

Finalmente, el ser sometidos a pruebas por Dios les confiere una dignidad semejante a la de los patriarcas. No es castigo de un pecado; con tranquila conciencia y corazón agradecido pueden arrostrar los sufrimientos de la hora.

Hay otro punto interesante en el discurso: aunque Judit ya tiene concebido su plan liberador, no comienza exponiéndolo; primero tiene que convertir a los jefes para que el plan resulte, para que renazca la esperanza y la liberación sea recibida como es debido. Aunque ella va a asumir personalmente la responsabilidad, necesita hombres solidarios en esa actitud de responsabilidad. De algún modo tendrán que colaborar, fiándose y otogando un permiso extraño.

8,12 Véase el salmo 78, especialmente vv. 18ss, 41ss, 56.

8,14 "Escrutar a Dios": Prov 25,3; "La altura del cielo, la hondura de la tierra y el corazón de los reyes son insondables"; Sal 139,17; Is 40,13; Sab 9,16: "Apenas adivinamos lo terrestre y con trabajo encontramos lo que está a mano; pues ¿quién rastreará las cosas del cielo?".

8,15 Como dice el Sal 75,3: "Cuando elija la ocasión, yo juzgaré rectamente".

8,16 Sab 6,7: "El dueño de todo no se arredra, no le impone la grandeza".

8,18 Judit rebate el argumento con que los vecinos querían justificar la rendición: aceptar el castigo de sus culpas. No hay tal culpa; la desgracia y amenaza actual no es castigo, sino prueba. Véase la motivación de Sal 44,18.

8,20 Se refiere al primer mandamiento, fundamento de todos.

8,23 Según Lv 26,39-45, habrá espacio para una reconciliación final; en cambio Dt 28 termina con el desastre final. Judit afirma que la esclavitud propuesta no sería solución, porque no es el designio de Dios; sería, por el contrario, una culpa definitiva.

8,25-26 Véanse Gn 22; 26; 29.

8,27 Véanse Sal 26,2; 139,23; 66,10; Is 48,10.

8,28-31 ¿Son irónicas las palabras pronunciadas por Ozías o son sinceras? En el primer caso dirían "ya sabemos que eres muy lista y muy buena; pero no entiendes la situación presente, y aunque reces, no es época de lluvias"; en el segundo caso Ozías llega a reconocer en Judit un poder semejante al de Elías para atraer la lluvia. En todo caso, Ozías se disculpa y persiste en la decisión irrevocable.

8,30 Ozías piensa que el juramento es irrevocable, aunque Judit haya mostrado que era injustificado. Algo semejante sucede en otros casos: Josué no se puede volver atrás de un juramento pronunciado sin consultar al Señor, Jos 9,19-20; Jefté cumple su juramento desatinado y sacrifica a su hija única, Jue 11,45; Saúl exige cuentas por el incumplimiento de un juramento imprudente, 1 Sm 14.

8,33 Judit acepta el plazo, respetando el juramento. Su silencio ante los jefes es también para el lector, para avivar el interés por el desenlace.

La Vulgata ofrece una versión muy diversa del discurso de Judit: bastante más pobre, aunque con tono más piadoso.