jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. CAPÍTULO 15.

151Cuando lo oyeron los soldados que estaban en las tiendas, quedaron espantados ante lo ocurrido. 2Les entró el panico, y sin esperar uno al otro, huyeron todos por los caminos de la llanura y de la sierra, en una desbandada general.
3Los acampados en la sierra en torno a Betulia, se dieron también a la fuga. Entonces todos los soldados israelitas se lanzaron sobre ellos. 4Ozías despachó enlaces a Betomastain, Joba, Cola y por todo Israel, para comunicar lo sucedido y pedir que se lanzasen todos contra el enemigo y lo destrozasen.
5Al enterarse los israelitas, todos a una cayeron sobre los asirios, machacándolos hasta Joba. Se juntaron también los de Jerusalén y todos los de la sierra, informados de lo ocurrido en el campamento enemigo. Además los de Galaad y Galilea los atacaron por los flancos, causándoles grandes pérdidas, hasta más allá de Damasco y su comarca. 6Los que quedaron en Betulia se lanzaron sobre el campamento asirio y lo devastaron, consiguiendo un inmenso botín. 7Al volver de la matanza, los israelitas se apoderaron de lo que quedaba; incluso la gente de las aldeas y alquerías de la sierra y de la llanura se llevó muchos despojos; así que hubo un botín enorme.

Acción de gracias  

8El sumo sacerdote, Joaquín, y el Senado israelita de Jerusalén fueron a contemplar los prodigios de Dios en favor de Israel y a ver a saludar a Judit. 9Cuando llegaron a su casa, todos a una voz la felicitaron:
<<Tu eres la gloria de Jerusalén,
tú eres el honor de Israel,
tú eres el orgullo
de nuestra raza.
10Con tu mano lo hiciste,
bienhechora de Israel,
y Dios se ha complacido.
Que Dios omnipotente
te bendiga por siempre jamás>>.
Y todos aclamaron:
-¡Así sea!
11El saqueo del campamento duró treinta días. A Judit le asignaron la tienda de Holofernes con toda su vajilla de plata, los divanes, las vasijas y el mobiliario. Judit lo recogió y lo cargó en su mula; luego enganchó los carros y lo fue amontonando todo.
12Todas las israelitas corrieron a verla y darle la enhorabuena. 13Algunas organizaron una danza en su honor. Judit tomó ramos y los repartió a sus compañeras, que se coronaron como ella con hojas de olivo. Judit, a la cabeza de toda la gente, dirigía la danza de las mujeres. Seguían todos los israelitas, armados, llevando coronas y cantando himnos.
14En medio de todos los israelitas, Judit entonó este canto de acción de gracias, coreado por todo el pueblo:

Explicación.

15,1-7 Sin particular valor narrativo, se nos cuenta las consecuencias tradicionales: pánico, desconcierto, desbandada, persecución, saqueo. Para nuestro gusto el relato ya ha terminado; lo que se añade resta fuerza al desenlace. La tradición narrativa del AT era fuerte y los lectores querían disfrutar de una victoria, que consideraban suya, prolongando las escenas venturosas.
La persecución se mueve en un escenario geográfico fantástico, como el resto del libro. Los antiguos lectores podían recordar la persecución de Abrahán (Gn 14) y otras del tiempo y de los reyes.

15,2 La Vulgata varía ligeramente: "Sin hablar con sus camaradas, dejándolo todo, se apresuraban a huir de los hebreos, a quienes oían venir en su persecución, y escapaban por los caminos del campo y de las trochas de los collados".

15,7 El despojo del enemigo tiene un tono exultante (como dice Is 9,2) y puede fácilmente remontarse al despojo de los egipcios. Y será un motivo que pase a las visiones escatológicas.

15,8-10 Es curioso que las autoridades de la capital se trasladen primero a Betulia para felicitar a la heroína nacional, y sólo después marchen todos en romería a Jerusalén. No habiendo rey, el sumo sacerdote era la máxima autoridad, religiosa y política, de Israel. Sus palabras son como un decreto de honores nacionales, la concesión de un título que consagre la memoria. Por encima de esos honores nacionales, que dicen la aprobación y admiración de un pueblo, está el refrendo de Dios, que "se ha complacido"; el representante oficial del Señor lo declara solemnemente (según la construcción de Ecl 9,7). El Dios que se complace en Israel, en su pueblo Sal 44,3; 149,4), en sus fieles (147,11), en la montaña elegida y la tierra (Sal 68,16; 85,1) y sobre todo en Jerusalén (Is 62,4), se complace en lo que ha hecho esa otra representante del pueblo escogido (a no ser que se lea autoîs como referencia en plural a Israel, cosa menos probable).

15,9 "Gloria a Jerusalén": es inesperado semejante título y por eso más significativo. Lo normal era declararla "gloria de Betulia", pero la capital la adopta y hace suya, la inscribe entre sus glorias.

15,12 La danza forma parte tradicional de las celebraciones. Es famosa la de Miriam en Ex 15,20; trágica es la danza de la hija de Jefté (Jue 11,34); festiva, la de las muchachas de Siló (Jue 21,21); con danzas festejan la victoria de David (1 Sm 18,6), hecho que se recuerda en 1 Sm 29,5; de una danza litúrgica habla el Salmo 87.

15,13 Los jóvenes danzan armados, como leemos en el Sal 149,6; quizá Ez 21,14-22.

15,14 El epinicio, coronando la narración de los hechos, imita los dos casos más notables; el canto de Miriam por el paso del mar Rojo (y entrada en la tierra), el llamado canto de Débora (Ex 15 y Jue 5). Aparte de la situación, el canto de Judit imita expresamente esos dos cantos, incluyendo versos o reminiscencias de varios salmos (especialmente Sal 33). Así, la "profetisa" y estratega termina en poetisa, representando también en esto al pueblo de Israel.
 

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