jueves, 2 de febrero de 2017

JUDIT. CAPÍTULO 11.

Informe de Judit  
111Holofernes le dijo:
-Ánimo, mujer, no tengas miedo; yo no he hecho nunca daño a nadie que quiera servir a Nabucodonosor, rey del mundo entero. 2Incluso si tu gente de la sierra no me hubiese despreciado, yo no blandiría mi lanza contra ellos. 3Pero ellos se lo han buscado. Bien, dime por qué te has escapado y te pasas a nosotros. Viniendo has salvado la vida. Ánimo, no correrás peligro ni esta noche ni después. 4Nadie te tratará mal. Nos portaremos bien contigo, como con los siervos de mi señor, el rey Nabucodonosor.
5Entonces Judit le dijo:
-Permíteme hablarte, y acoge las palabras de tu esclava. No mentiré esta noche a mi señor. 6Si haces caso a las palabras de tu esclava, Dios llevará a buen término tu campaña, no fallarás en tus planes. 7Pues ¡por vida de Nabucodonosor, rey del mundo entero, que te ha enviado para poner en orden a todos, y por su imperio! Gracias a ti no sólo le servirán los hombres, sino que por tu poder hasta las fieras, y los rebaños, y las aves del cielo vivirán a disposición de Nabucodonosor y su casa. 8Porque hemos oído hablar de tu sabiduría y tu astucia, y todo el mundo comenta que tú eres el mejor en todo el Imperio, el consejero más hábil y el estratega más admirado. 9Ahora bien, nos enteramos del discurso que pronunció Ajior en tu consejo, porque los de Betulia le perdonaron la vida y él les contó todo lo que dijo aquí. 10Alteza, no deseches su opinión, tenla presente, porque es exacta: nuestra raza no sufrirá daño ni las armas podrán someterlos si no pecan contra su Dios. 11Pero ahora, que mi señor no se sienta rechazado y fracasado, la muerte se abate sobre ellos: son reos de un pecado con el que irritan a su Dios cuando lo cometen. 12Como han empezado a faltarles los víveres y a agotárseles el agua, han acordado lanzarse sobre sus rebaños, han decidido consumir cuanto el Señor en sus leyes les prohibió comer 13y han resuelto acabar con las primicias del trigo y los diezmos del vino y del aceite, porción sagrada de los sacerdotes que ofician ante nuestro Dios en Jerusalén que ningún laico puede ni tocar. 14Y como los de Jerusalén ya lo están haciendo, han mandado allá una comisión para conseguir del Senado el mismo permiso; 15y lo que va a pasar es que, en cuanto les llegue el permiso, lo usarán, y ese mismo día caerán en tu poder para que los aniquiles. 16Por eso, en cuanto lo supe, me escapé. Dios me envía para hacer contigo una hazaña que asombrará a cuantos la oigan. 17Yo soy una mujer piadosa; día y noche doy culto al Dios del cielo. Ahora, señor, me gustaría quedarme con vosotros; saldré por las noches hacia el barranco, para pedirle a Dios que me avise cuando cometan ese pecado. 18Y entonces vendré a decírtelo; tú saldrás con todo tu ejército y ninguno de ellos te opondrá resistencia. 19Yo te guiaré a través de Judea, hasta llegar frente a Jerusalén, y pondré tu trono en medio de la ciudad. Tú los manejarás como a ovejas sin pastor y ni un perro gruñirá contra ti. Todo esto lo preveo, me ha sido anunciado y he sido enviada para comunicártelo.
20Las palabras de Judit agradaron a Holofernes, y sus oficiales, admirados de la prudencia de Judit, comentaron:
21-En toda la tierra, de punta a cabo, no hay una mujer tan bella y que hable tan bien.
22Y Holofernes le dijo:
-Dios ha hecho bien enviándote por delante de los tuyos para darnos a nosotros el poder y destruir a los que despreciaron a mi señor. 23Eres tan guapa como elocuente. Si haces lo que has dicho, tu Dios será mi Dios, vivirás en el palacio del rey Nabucodonosor y serás célebre en todo el mundo.

Explicación.

11 En este diálogo culmina la ironía del narrador. Holofernes es un general vanidoso y arrogante, confiado en su poder, sus éxitos, su riqueza. Cree que lo puede tener todo: la ciudad rebelde y la joven hermosa. Judit es para él un capricho de la sensualidad y de la vanidad; una victoria más en su carrera. Empieza el discurso en tono protector (v.11) y lo terminará con frases magnánimas (v.23).
Judit cultivará esos dos aliados. Vanidad y sensualidad son, dentro de Holofernes, como una quinta columna que se subleva al aparecer Judit, al reclamo de su voz. ¿Sabrá vencerla el general tantas veces victorioso? Judit ha entrado en el campamento enemigo, en la tienda del general, en son pacífico; pero su presencia y sus palabras están provocando una revuelta. El enemigo estaba dentro.

Por eso sus palabras, intencionadamente ambiguas, están a merced de la interpretación: la sensualidad y la vanidad las interpretaran directamente, sin sospechas. Porque sospechar de ellas sería reconocer la propia vanidad y frenar el propio deseo sexual.

Así discurre la ironía narrativa entre Judit y Holofernes. A la cual se añade otra entre el autor y sus antiguos lectores: es la que apunta hacia el partido colaboracionista.

11,1-4 Comienza la batalla verbal en la que Holofernes quiere conquistar a Judit, Judit a Holofernes. Las palabras de Holofernes son a mayor gloria de Nabucodonosor y con aire complacido de protección. Son expresiones que suenan un poco a oráculo de salvación. "no temas... has salvado la vida... nadie te tratará mal" (la segunda la habían dicho ya los centinelas).

Holofernes, como lugarteniente de Nabucodonosor, tiene poder de vida y  muerte, que usa con justicia y benevolencia; el criterio es que el siervo sea sumiso o rebelde al emperador. Porque Judit ya está enrolada como sierva del "rey del mundo entero". Servirle es salvarse (lo que decían a su modo los habitatntes de Betulia). El general llama al emperador "mi señor".

11,5-8 La respuesta de Judit es a mayor gloria de Holofernes; la relación que el general establecía con el emperador, Judit la establece con el general: Es "mi Señor", ella es la sierva.

Si Nabucodonosor tendrá un poder cósmico (como Sal 8 y Dn 2,38; 4,17-19), se lo deberá a los buenos servicios de Holofernes. La figura de Nabucodonosor queda lejana con su aureola; lo que se ve de cerca, la fama que se propaga es de Holofernes. Sin su general, ¿que sería del emperador?

"Las fieras". Véanse Dn 2,38; Jr 27,6 y Sal 8,7-9.

Este reconocimiento del poder y la sabiduría de Holofernes es un desafío entre dientes y un primer ataque celado: que la venza ese poder, que la descubra esa sabiduría. Si no, Judit vencerá ese poder mostrando su debilidad, descubrirá la necedad de esa sabiduría.

También tiene su ironía jurar por la vida de Nabucodonosor, llamadle rey del mundo entero mientras se le niega vasallaje, definir la actividad de Holofernes como un "enderezarlo todo".

11,9-10 Recoger el discurso de Ajior y avalarlo es entrar en terreno muy peligroso; pero es magistral el modo de plegarlo al propio intento. Holofernes reaccionaría con un gesto de extrañeza y susto, lo que permite a Judit tomar un tono protector intensamente burlón: Holofernes había intentado animarla, cuando es ella quien debe animar al general.

11,11-15 Judit entra en una disquisición de observancias legales sobre lo sacro y lo profano en Israel. ¿Cree realmente lo que dice? No, pues sabe que el pecado actual es tentar a Dios. Pero mirando a Holofernes, sus palabras confundirán las ideas del militar no experto en cultos extranjeros; así Judit tendrá una superioridad indiscutible, podrá ofrecerse como consejera imprescindible de Holofernes. La victoria está al alcance y sin esfuerzo, la clave la posee Judit.

Por las palabras de Judit el autor habla a sus contemporáneos, y parece criticar un partido, con poder en Jerusalén, que está dispuesto a renunciar o dispensar de las observancias tradicionales; los que así actúan, ya se están rindiendo, "no opondrán resistencia al enemigo" ¿O critica el autor al partido de la observancia, mostrando que sus razones son buenas para el enemigo?

Por otra serie de datos del libro deducimos que el autor aprecia grandemente esas observancias y hace a su heroína modelo de cumplimiento. Y esto nos plantea a nosotros otras preguntas: ¿Había que conservar esas observancias con peligro de la propia vida (recuérdese el caso de 1 Mac 2,29-41)? ¿No es un dios cruel el que tal exige? ¿O es que esas observancias son esenciales para mantener el verdadero culto?, entonces, ¿no será la gran liberación liberar al hombre de la sumisión a tales observancias?

11,16 Habla en serio: se siente enviada de Dios, como los grandes liberadores de antaño, Ehud, Débora y Barac, Gedeón. La sentencia velada por lo genérica suscita curiosidad y deseo en vez de provocar sospechas.

11,17-18 Como aclaración de lo anterior, se presenta como confidente de Dios, capaz de un saber sobrehumano. A su belleza añade una aureola sobrenatural. Holofernes, que ha destruido todos los dioses de la comarca, parecxe dispuesto a respetar a ese Dios que le dará la victoria por medio de una profetisa tan bella. En su fidelidad a su Dios Judit está resistiendo al culto de Nabucodonosor.

11,19El trono de Jerusalén y el oficio de pastor son dos atributos típicamente davídicos. Judit, como el profeta Eliseo, puede nombrar reyes. ¡La gran hazaña que asombrará a todos! Pero es ella quien lo hará, no brotará del poder supremo de Nabucodonosor; y no será para el emperador, sino para el general.

La imagen del perro viene de Ex 11,7. Las palabras finales son la rúbrica de una profetisa.

11,20-21 Mujer bella y a la vez sensata es el colmo de la dicha para Ben Sira, Eclo 26,13-15; 36,27-28. El leitmotiv de la belleza se enriquece de un acorde. Y los antiguos lectores del libro pensaban que la sabiduría de los judíos era superior a la de los gentiles.

11,22-23 Las promesas de Holofernes son desmedidas: ¿Habla de una conversión o de un sincretismo?, ¿piensa que será una de las esposas de Nabucodonosor o se la reserva para sí? La ironía está en que Holofernes piensa que él hará famosa a Judit en todo el mundo: y así será.

No hay comentarios:

Publicar un comentario